Las distracciones, la cárcel de tu verdadero ser.

No quiero que te tomes esto a la ligera:
las distracciones no son una tontería, no son “pequeños descansos”,
son las ladronas de tu claridad mental.

Te roban la presencia.
Te alejan del foco.
Te ciegan ante tu verdadero ser.

Y lo peor: te mantienen ocupado,
pero no te hacen avanzar.

Hay todo un sistema diseñado para distraerte.
Y si no estás luchando contra él, estás cayendo en su trampa.

Es hora de combatirlo.
Es hora de liberarte.
Es hora de aprender a pensar por ti mismo.

De dejar de vivir bajo ese modo automático, ese modo NPC al que quieren arrastrarte.
Porque sí, quieren que pases tu vida prestando atención a lo que menos importa.
Quieren que enfoques tu mente en lo que te hace infeliz.
En lo que te mantiene pobre.
En lo que te aleja de tu potencial.
En lo que te hace olvidar quién eres de verdad.

Las distracciones no son inocentes.
Son las enemigas silenciosas de tu alma. Son las herramientas que usa el Diablo para entrar en tu mente.

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