No es una opción.

Antes, podías vivir tranquilo sin compararte.
Podías ser feliz con poco, sin saber que existía “más”.
Hoy ya no.
Hoy todo el mundo te enseña su mejor vida en tu pantalla.
Viajes, dinero, físicos excelentes, parejas perfectas.

Y aunque sepas que mucho de eso es mentira,
aunque sepas que está filtrado, editado y exagerado…
Tu mente lo graba. Tu alma lo siente.
No puedes desverlo.

Aquí está la clave: no está mal que veas esas vidas.
La clave está en cómo las ves.
No es una condena, es una oportunidad.
Es una inspiración.

No lo tomes como una medida, no lo tomes como una competencia.
Usa esas vidas que ves como un recordatorio de lo que es posible,
como una brújula que te señala que tú también puedes alcanzar algo grande.
Porque el hecho de que alguien más tenga algo no significa que no puedas tenerlo tú.

Y si no estás construyendo tu mejor vida,
vas a vivir frustrado.
Y no por envidia…
sino porque sabes que tú también podrías, pero estás decidiendo no luchar por ello.

Vivimos en un mundo donde todo te empuja a compararte.
Y si no estás luchando por algo grande,
te vas a hundir en lo pequeño.
No puedes aceptar ser mediocre, tienes demasiados recordatorios en tu pantalla.

Ya no se trata de tener opción.
Se trata de que, si no lo haces, te rompes por dentro.

No puedes elegir, porque ya fuiste expuesto a algo mejor.

Solo te queda un camino y, ese camino, es tu mejor vida.